Como profesional de la fisioterapia, es un placer expandir la información sobre la electroterapia, una disciplina que ha evolucionado significativamente y que constituye un pilar en los tratamientos de rehabilitación.
Lejos de ser un enfoque «pasivo», la electroterapia es una herramienta sofisticada que, cuando se aplica con criterio clínico y se integra con el movimiento, potencia la recuperación del paciente.
¿Cómo funciona la electroterapia en el cuerpo?
El cuerpo humano es un excelente conductor eléctrico debido a su alto contenido de agua y electrolitos. La electroterapia se basa en el principio de que al aplicar una corriente eléctrica externa, podemos modular la actividad celular y tisular. Los principales mecanismos de acción son:
- Despolarización de Membrana (Efecto Neuromuscular): La clave para estimular un nervio o músculo. Al aplicar una corriente de suficiente intensidad y duración, se induce un cambio en el potencial de reposo de la membrana celular. Si se alcanza el umbral, se genera un potencial de acción que se propaga, resultando en una contracción muscular o en la modulación de la señal de dolor.
- Efecto Iónico y Bioquímico: Las corrientes eléctricas pueden mover iones (partículas cargadas) a través de los tejidos, lo que es la base de la Iontoforesis para introducir medicamentos. Además, las corrientes de baja intensidad pueden influir en la actividad de la bomba Sodio-Potasio y en la producción de ATP (energía celular), lo que se cree fundamental para la regeneración tisular.
- Efecto Térmico y Mecánico: Modalidades como el Ultrasonido utilizan vibraciones de alta frecuencia. Estas vibraciones generan calor profundo (efecto térmico) y un «micro-masaje» a nivel celular (efecto mecánico), mejorando la circulación local y la extensibilidad del colágeno en tejidos como tendones y cicatrices.
Tipos de corrientes: Especificidad para cada objetivo terapéutico
La correcta elección de la corriente es lo que distingue un tratamiento efectivo. A continuación, exploramos con más detalle las modalidades clave:
1. Estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS)
- Aplicación: Tratamiento sintomático del dolor crónico y agudo.
- Mecanismo Dual:
- Alta Frecuencia (Convencional): Activa las fibras nerviosas gruesas A-beta, bloqueando la transmisión del dolor a nivel de la médula espinal (Teoría de la Compuerta del Dolor). Ofrece alivio rápido, pero de corta duración.
- Baja Frecuencia (Tipo Acupuntura): Genera contracciones musculares rítmicas y promueve la liberación de endorfinas y encefalinas (analgésicos endógenos), proporcionando un alivio más duradero.
2. Estimulación neuromuscular eléctrica (NMES/EMS)
- Aplicación: Prevención y tratamiento de la atrofia muscular, reeducación muscular y fortalecimiento post-lesión o post-cirugía.
- Detalle: Permite reclutar selectivamente fibras musculares que, debido al dolor o a una lesión neurológica (central o periférica), no pueden ser activadas voluntariamente por el paciente. Es crucial para mantener la fuerza y el trofismo mientras el paciente recupera la capacidad de contracción voluntaria.
3. Corrientes interferenciales (IFC)
- Aplicación: Dolor profundo, edemas (hinchazón) y espasmos musculares, especialmente en articulaciones grandes (rodilla, hombro, columna).
- Detalle: Utilizan la interferencia de dos corrientes de frecuencia media que se cruzan dentro del tejido. Esto genera una frecuencia de batido (la diferencia entre las dos) que puede penetrar más profundamente y con mayor comodidad que el TENS, haciendo que el tratamiento sea más agradable para el paciente.
4. Láser de baja intensidad (LLLT)
- Aplicación: Cicatrización de heridas, úlceras, manejo de la inflamación y reparación de tendinopatías.
- Detalle: A diferencia del ultrasonido, el láser no depende de la temperatura. Su mecanismo principal es la fotobioestimulación, donde la luz (fotones) es absorbida por las mitocondrias (las «centrales de energía» de las células), estimulando la producción de ATP, la síntesis de colágeno y la proliferación celular.
Mira este artículo: Crioterapia: mecanismos, aplicaciones y evidencia clínica
El enfoque y rol del fisioterapeuta
El mayor error es ver la electroterapia como un fin en sí mismo. Su valor reside en ser un catalizador para el movimiento:
- Alivio del Dolor: Una sesión de TENS o Interferenciales puede reducir el dolor lo suficiente para permitir al paciente realizar un ejercicio crucial de fortalecimiento o estiramiento que antes era imposible.
- Activación Muscular: El uso de NMES para activar el cuádriceps debilitado después de una cirugía de rodilla prepara el músculo para soportar las cargas del entrenamiento funcional y la marcha.
- Aceleración de la Curación: El Ultrasonido o el Láser aplicados en un tendón lesionado aceleran las fases de reparación, acortando el tiempo que el paciente necesita para volver a sus actividades.
Es esencial recalcar que la electroterapia es solo una parte del plan de tratamiento. Su éxito radica en la correcta evaluación, la selección adecuada de la modalidad y, sobre todo, su integración con la terapia manual y el ejercicio terapéutico.
Un tratamiento efectivo, por ejemplo, para una tendinopatía de hombro podría comenzar con TENS para reducir el dolor inicial, seguir con ultrasonido para promover la reparación tisular y, fundamentalmente, continuar con un programa de ejercicios de fortalecimiento y movilidad específicos para restaurar la función completa.
La electroterapia es una disciplina en constante evolución y con un respaldo científico cada vez más sólido.
En manos de un fisioterapeuta cualificado, se convierte en un potente aliado que permite modular el dolor y optimizar los procesos de curación, abriendo la puerta a que el paciente pueda realizar el paso más crucial de la rehabilitación: la recuperación activa a través del movimiento y el ejercicio.
Te recomiendo ver nuestro vídeo en YouTube en el que te detallamos cuáles son las técnicas más UTILIZADAS en la fisioterapia:
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